Saúl Martín, consultor ejecutivo de mundoFranquicia
Me dirijo a toda esta gente para proponer otra posibilidad totalmente diferente que, a lo mejor, no se habían planteado hasta el momento: emprender.
En esta entrada os voy a mostrar una situación que se le puede presentar a mucha gente: una persona que lleva trabajando toda su vida, tiene unos ahorros, y siempre ha soñado con tener un coche de alta gama o una casa en la playa, los cuales nunca antes se había podido permitir. Su capricho a una vida de trabajo, como se suele decir, “porque yo me lo merezco”.
Desde un punto de vista objetivo, con perspectiva de futuro, estás adquiriendo bienes que deprecian su valor, en especial el coche, que pierde el 10% en cuanto sale del concesionario y un 44% al tercer año de vida, y los cuales reportan un bienestar temporal, ya que es un sector que evoluciona diariamente. Compras un coche hoy y mañana hay un modelo mejor en el mercado; La playa idónea en la que has adquirido la casa se masifica y por consiguiente pierde el valor que te reportaba o te cansas de ir todos los veranos al mismo lugar ya que te sientes atado por la gran inversión que has hecho. También hay que tener en cuenta los gastos de mantenimiento, seguros, reparaciones, lo que supone unos gastos anuales inevitables, que en muchos casos te frenan a la hora de disfrutar plenamente de ese bien o en un futuro te hacen prescindir de él.
Me dirijo a toda esta gente para proponer otra posibilidad totalmente diferente que, a lo mejor, no se habían planteado hasta el momento: emprender. Hay dos opciones de hacerlo: por cuenta propia, exponiéndote más al riesgo del sector en el que te ubiques (competencia, precios, inexperiencia, etc.), o de la mano de un modelo de negocio exitoso, viable y en desarrollo, la franquicia, que está presente en todos los sectores, modalidades (ya sea autoempleo o inversión) y precios.
Esta última, es una alternativa muy aconsejable para toda esta gente, ya que es una forma de invertir el dinero que has ganado en algo que, si se le dedica el tiempo y el trabajo necesarios, te puede llevar a recuperar la inversión en un plazo de tiempo reducido y reportarte grandes beneficios. Aunque, no es un modelo infalible. La franquicia no te asegura una recuperación de la inversión, es más, puedes perder el dinero que has empleado, pero la diferencia de que funcione o no, está en tus manos. No es como un fondo de inversión en el que dependes de la volatilidad del mercado y de terceras personas para conseguir rentabilidad, sino que con una buena gestión y una elección correcta puedes tener unas posibilidades muy altas de tener un negocio rentable, y que te aporte unos ingresos el resto de tu vida.
Para elegir la franquicia adecuada existen diferentes consultoras especializadas en este tema que estudian las opciones más adecuadas para tu perfil, zona de implantación del negocio, capital disponible y público objetivo. Hay mucha gente que es reacia a apoyarse en un asesor para llevar a cabo la elección, pero ¿No es verdad que cuando te vas a comprar una casa te apoyas en una inmobiliaria? ¿O cuando vas a comprar un coche no vas a un concesionario para que te asesoren sobre el modelo de coche que más se adecua a el uso que vas a hacer de él?
En definitiva, el dinero se puede ahorrar, gastar o invertir, las tres opciones son de lo más respetable y dependiendo de tu perfil tenderás a una u otra. Los adversos al riesgo tenderéis a ahorrar por el “por si acaso” o compraréis un bien que os dé una comodidad cortoplacista; sin embargo, los menos conservadores emplearéis el dinero en nuevos retos, te animo a que sea el de la franquicia.