Edith Gómez, editora en Gananci.
Emprender es muy difícil y requiere de mucha dedicación, perseverancia y esfuerzo. Nadie nace sabiéndolo todo y es lógico que al tomar una decisión tan fundamental para la vida como es la de enfrentarse a este desafío, se cometan diversos errores a lo largo del proceso.
Nadie dijo que el hecho de emprender fuera un camino fácil, un camino de rosas. Al contrario. Emprender es muy difícil y requiere de mucha dedicación, perseverancia y esfuerzo. Nadie nace sabiéndolo todo y es lógico que al tomar una decisión tan fundamental para la vida como es la de enfrentarse a este desafío, se cometan diversos errores a lo largo del proceso.
A lo largo de este artículo verás algunos de las equivocaciones más comunes a la hora de comenzar un proyecto, con el fin de que no te pillen desprevenido. ¡Saca la libreta y toma nota!
1. Hasta el mínimo detalle
Al emprender has de ser consciente de cierto tipo de decisiones que pueden llegar a cambiar de forma muy drástica el rumbo de tus proyectos. Por ejemplo: la formación, el presupuesto, la forma jurídica correcta, etc.
De todas formas, no podemos quedarnos con la zona de la superficie. Existen otras pequeñas partes de las que vas haciendo consciente a lo largo de los días, y verás cómo afectan a tu proyecto. Más veces de las que te imaginas olvidamos los siguientes puntos, a pesar de que parecen de sentido común.
2. Querer hacerlo todo uno mismo
Desde un principio sé consciente de que es muy difícil comenzar un negocio por uno mismo, por mucho que sientas que la idea es válida, es complicado avanzar sin un equipo que quiera emprender. Siempre se recomienda incorporar a buenos profesionales par que te ayuden a crecer poco a poco. Por eso te recomendamos que incluyas en tu presupuesto cierto margen que te pueda ayudar a contratar aunque sea a personas freelance.
3. No tener un plan de negocios o no tenerlo por escrito
Debes tener en cuenta la necesidad de un plan que incluya el capital suficiente como para crecer. Esto quiere decir, cuánto tiempo y dinero vas a necesitar para alcanzar tus objetivos. Además, es importante tenerlo por escrito ya que, si en cualquier momento tu empresa comienza a tener problemas económicos, esto te puede ayudar a atraer a accionistas, inversores y ver en tu futuro sin perder el foco.
4. Cerrarte en el producto que tú deseas
Lo más importante es averiguar si tu público objetivo quiere tu producto, independientemente de que tú realmente creas que es muy útil y valioso, es fundamental que te guíes por ellos. Por esto mismo se recomiendan los estudios de mercado, ya que permiten averiguar quiénes serían los clientes potenciales.
5. Calcular mal el presupuesto necesario
En algunas ocasiones los emprendedores arrancan el negocio con dinero insuficiente para desarrollarlo. Calculan el capital que es necesario para alquilar el espacio, el material, los clientes, el inventario, etc. Si bien, muchas veces olvidan tener en cuenta el capital necesario para los salarios, los seguros u otros gastos que la empresa va a asumir debe tenerlos claros para obtener beneficios.
En otras ocasiones lo que sucede es que son precavidos y disponen de una reserva de dinero para mantenerse a sí mismos. Por muy viable que sea tu proyecto, si no dispones de capital para mantenerlo en el tiempo te quedarás sin empresa por no poder sostenerse.
6. Introducirse en el mercado sin un socio distribuidor
La forma más fácil de introducirse en el mercado es mediante una red de agentes o de intermediarios que pueden servir como canales de distribución fiables. Esto es lo que sucede con algunos productos de moda, alimentación, etc. De todas formas, debes saber que los proyectos de servicios lo tienen más difícil. Por esto mismo te recomiendo que elabores una lista de fuentes de referencia dispuestas a enviarte clientes.
7. Dejarte aconsejar mal y por todo el mundo
Está muy bien pedir consejos y opiniones a personas con gran reputación en la materia que tiene relación con tu proyecto. De todas formas ten cuidado, porque a veces pedimos demasiadas opiniones y esta información puede ser muy contradictoria. Además, puede repercutir en tu evolución, retrasando la consecución de los objetivos por no tomar decisiones acertadas debido a la confusión que se ha originado.
8. Pecar de optimismo en exceso
Es cierto que para comenzar cualquier proyecto necesitas de una gran dosis de optimismo, ya que pasarás por diferentes etapas de crecimiento en las que los resultados, pueden no ser los previstos. Por esto mismo, ser o no optimista será la clave en este aspecto.
Eso sí, todo es bueno si no es en exceso. ¿Por qué digo esto? Pues porque cada vez son más las personas que deciden emprender y tienen un optimismo tan grande que cuando surgen problemas comunes terminan hundiéndose, cayendo en la depresión, sin saber cómo salir a la superficie otra vez.
9. No tener una estrategia de crecimiento
Cuando comienzas un proyecto debes establecer una comunicación óptima y efectiva. Ofrecer algo que atraiga y guste al cliente, pensando en ofertas a corto, medio y largo plazo. Al comienzo pensarás en atraer personas, pero a medio plazo, por ejemplo, tendrás que focalizar tu campaña en la fidelización de clientes, ya que sin ellos, no te podrás expandir. Deberás fijarte también en los clientes habituales para darles mayores beneficios y lograr mantenerlos en el tiempo. Además, ellos te guiarán a lo largo del camino.
Por lo tanto, es fundamental que pensemos en una estrategia a corto, medio y largo plazo, logrando ser proactivos y no actuando ante los problemas, sino anticipándonos a ellos.