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Franquicias baratas: vísteme despacio que tengo prisa

Por mucho que estemos imbuidos por el estrés, las franquicias son lo que son, siendo irrelevante la cantidad de la inversión

El boom de la velocidad y la globalización llegó hace mucho al ser humano y, como no podía ser menos, el sector de las franquicias ha sido imbuido por este estilo de vida. Si nos situamos décadas atrás, la velocidad y capacidad de reflexionar antes de montar una franquicia era cuando menos más distendida que actualmente.

Vamos a recapacitar sobre cuáles han podido ser las consecuencias de este contexto que rodea al ser humano y a las franquicias en general. En este plano entraremos en las franquicias baratas en particular, y el cómo deberíamos actuar sabiendo que esta situación está en nuestro presente y no parece que vaya a diluirse en un futuro cercano.

Se preguntarán en qué ha afectado esto al sector franquicias, es sencillo. En primer lugar, cualquier emprendedor por tomar decisiones sin suficiente consideración ni información, a pesar de que la franquicia se sostenga por ser un modelo fiable capaz de soportar estos altibajos, realmente no están siendo tan rentables como podrían ser. Esto se debe a que no se ha dedicado el tiempo suficiente a lo más importante, la toma de decisiones.

El segundo implicado después del emprendedor son las franquicias baratas. ¿Por qué las baratas? Sencillamente porque al tener una inversión menor permiten que el tiempo de reflexión sea menos. Por tanto, el riesgo o coste de oportunidad de las mismas, es inferior comparadas con esas franquicias que rondan las siete cifras en su inversión.

Sabiendo que son franquicias baratas y que son las más afectadas, vamos a analizar qué ha pasado con ellas. La primera consecuencia es que más de un franquiciado se han embarcado en una franquicia barata sin saber realmente que no por invertir menos se exigía menos. Las franquicias sean baratas o caras necesitan y se alimentan de dos factores importantísimos. El compromiso del franquiciado y la capacidad de sacrificarse, pareciendo que por ser más asequible el nivel de compromiso y sacrificio es menor, pero esta premisa es ilógica. Tan ilógica como que una empresa es igual para cualquier empresario una fuente de horas de trabajo y de emociones tan divergentes como horas tiene el día.

La realidad es la siguiente, por mucho que estemos imbuidos por el estrés, las franquicias son lo que son, siendo irrelevante la cantidad de la inversión. Y, a lo que realmente hay que dedicarle tiempo es saber qué cantidad se debe invertir. Es decir, cuánto es la rentabilidad de cada euro pues aunque no lo parezca con una pequeña inversión se puede ser más rentable.

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